jueves, 2 de septiembre de 2010

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Luchar contra los elementos externos, luchar contra la propia naturaleza interna...
No he dormido bien. Me dolía la espalda (mezcla de dolores menstruales con la postura que cojo en el sofá). Me ha despertado Tatu rascándose la oreja insistentemente y mi cabeza ya ha empezado a crear una historia de lo que le puede pasar o no, lo que ha derivado en una inquietud que me ha llevado al desasosiego.
Así que aquí ando levantada a las siete de la mañana con el Kiki tumbado a mi lado mientras releo viejos correos que no hacen sino empeorar mi ánimo.

Y fumando...

Y queriendo estar bien lo que hace que me ponga peor.

Tengo pánico a una recaída. Y busco signos de alerta para evitarla. Cómo si se pudiese. Oh, Dios, Dios, Dios, por qué no me creaste sana? Para que tuviese la evidencia de que la felicidad es un bien preciado? No hacía falta, te juro que hubiese valorado cada minuto de mi vida si me hubieses dejado.

Tengo hambre. Estoy cansada. Y sigo leyendo día tras día "qué genial eres" cuando es mentira, y respondo con un "eso dicen" para no quitarle la ilusión al otro. Estoy hastiada de todo esto. No soy genial, solo sensible e intuitiva y veo cosas de los demás que el resto no ve, a veces incluso ellos mismos lo ignoran. Pero no soy genial. Unos minutos de conversación no son suficientes para sentenciar eso. Por favor, si solo hay que darse un paseo por mi interior y ver todos mis defectos. Es tan absurdo como pensar que Tom Cruise no tiene legañas ni se tira pedos. Que le veamos impecable, cercano, atractivo y directo durante dos horas de película, no quiere decir que sea las 24h así.

Miserias humanas... cuánto nos queda por aprender, a unos más que a otros, pero yo, que llevo años en esto (jajaja, como si fuese una profesión analizarse como persona) sé la verdad. Los demás me resultan como niños, excepto unos cuantos contados con los dedos de las manos.

Qué absurdo es todo y qué cansada estoy.
Después de tantas operaciones peligrosas, tantas arduas recuperaciones, tanto dolor, tantas enfermedades y pastillas, sería una PUTADA del Destino que no sobrevivieses a una operación simple en la que estarás solo sedado...

Estoy preparada desde hace años, pero no quiero que ocurra. No ahora que estoy bien y puedo darte alegrías.


No pa, no ahora, no así.